Vive en zonas secas y frías al norte y centro de Argentina. Fue descrita en 1870 por el zoólogo George Robert Gray, a partir de unos ejemplares procedentes de puertos chilenos (de ahí su nombre específico en latín). Sin embargo, con el paso de los años se supo que no hay tortugas en Chile, por lo que la controversia acerca de la nomenclatura acompaña a la especie desde su identificación.
 
Es una especie estrictamente hervíbora.  Se alimentan con hojas o pastos, frutas, tubérculos y cactus. Su dieta y su preferencia por los ambientes rocosos coinciden con los hábitos de la tortugas de las Galápagos y actualmente se ha establecido la cercanía genética de ambas especies, a pesar de su diferencia de tamaño, distancia menor que la que hay entre la tortuga del Chaco y las otras especies terrestres suramericanas del género Geochelone.
Las nociones más difundidas sobre éstas se relacionan con su gran longevidad, con su proverbial lentitud para desplazarse, con su letargo invernal y en especial dos circunstancias derivadas de las características de su caparazón: una es que éste no debe pintarse ni barnizarse, porque el animal - coartada su respiración cutánea - parecería por asfixia; la otra es que puesta hacia arriba, la tortuga no puede volver por sí sola a su posición normal.
Se encuentra amenazada debido a la caza ilegal y la destrucción de su hábitat.
 María Belén Riesen