Pertenece a la familia de los ciervos y no presenta gran diferencia sexual, tanto macho como hembra alcanzan de 55 a 65 cm de altura a la cruz, 110 cm de longitud y 30 kg de peso. Su pelaje suele ser entre pardogrisácea y pardorojiza con un matiz gris que lo diferencia de otros ciervos, según la zona. Es solitario pero puede vivir en pareja y muy territorial.
Habita bosques abiertos o semiabiertos de Santiago del Estero, Corrientes, Catamarca y Entre Ríos y se encuentra en grave estado de extinción (se calcula que 2000 ejemplares fueron cazados sólo en Santiago del Estero y que cuatro quintos de la población que queda son hembras ya que se cazan principalmente reproductores). Se alimenta de pastos, frutas y raíces tiernas de las diferentes especies de la zona. 

María Belén Riesen